Anointing of the Sick / Unción de Enfermos
A sacrament for the sick"The Church believes and confesses that among the seven sacraments there is one especially intended to strengthen those who are being tried by illness, the Anointing of the Sick:
This sacred anointing of the sick was instituted by Christ our Lord as a true and proper sacrament of the New Testament. It is alluded to indeed by Mark (cf Mc 6,13), but is recommended to the faithful and promulgated by James the apostle and brother of the Lord (Council of Trent: DS 1695, cf St 5, 14-15). From ancient times in the liturgical traditions of both East and West, we have testimonies to the practice of anointing of the sick with blessed oil. Over the centuries the Anointing of the Sick was conferred more and more exclusively on those at the point of death. Because of this it received the name "Extreme Unction." Notwithstanding this evolution the liturgy has never failed to beg the Lord that the sick person may recover his health if it would be conducive to his salvation (cf. DS 1696). The Apostolic Constitution Sacram unctionem infirmorum, following upon the Second Vatican Council (cf SC 73), established that henceforth, in the Roman Rite, the following be observed: The sacrament of Anointing of the Sick is given to those who are seriously ill by anointing them on the forehead and hands with duly blessed oil - pressed from olives or from other plants - saying, only once: "Through this holy anointing may the Lord in his love and mercy help you with the grace of the Holy Spirit. May the Lord who frees you from sin save you and raise you up." II. Who receives and who administers this sacrament? In case of grave illness . . . The Anointing of the Sick "is not a sacrament for those only who are at the point of death. Hence, as soon as anyone of the faithful begins to be in danger of death from sickness or old age, the fitting time for him to receive this sacrament has certainly already arrived." If a sick person who received this anointing recovers his health, he can in the case of another grave illness receive this sacrament again. If during the same illness the person's condition becomes more serious, the sacrament may be repeated. It is fitting to receive the Anointing of the Sick just prior to a serious operation. The same holds for the elderly whose frailty becomes more pronounced. " . . . let him call for the presbyters of the Church" Only priests (bishops and presbyters) are ministers of the Anointing of the Sick. It is the duty of pastors to instruct the faithful on the benefits of this sacrament. The faithful should encourage the sick to call for a priest to receive this sacrament. The sick should prepare themselves to receive it with good dispositions, assisted by their pastor and the whole ecclesial community, which is invited to surround the sick in a special way through their prayers and fraternal attention." Catechism of the Catholic Church |
Un sacramento para el enfermo"La Iglesia cree y confiesa que, entre los siete sacramentos, existe un sacramento especialmente destinado a reconfortar a los atribulados por la enfermedad: la Unción de los enfermos:
«Esta unción santa de los enfermos fue instituida por Cristo nuestro Señor como un sacramento del Nuevo Testamento, verdadero y propiamente dicho, insinuado por Marcos (cf Mc 6,13), y recomendado a los fieles y promulgado por Santiago, apóstol y hermano del Señor» (Concilio de Trento: DS 1695, cf St 5, 14-15). En la tradición litúrgica, tanto en Oriente como en Occidente, se poseen desde la antigüedad testimonios de unciones de enfermos practicadas con aceite bendito. En el transcurso de los siglos, la Unción de los enfermos fue conferida, cada vez más exclusivamente, a los que estaban a punto de morir. A causa de esto, había recibido el nombre de "Extremaunción". A pesar de esta evolución, la liturgia nunca dejó de orar al Señor a fin de que el enfermo pudiera recobrar su salud si así convenía a su salvación (cf. DS 1696). La Constitución apostólica Sacram Unctionem Infirmorum del 30 de noviembre de 1972, de conformidad con el Concilio Vaticano II (cf SC 73) estableció que, en adelante, en el rito romano, se observara lo que sigue: El sacramento de la Unción de los enfermos se administra a los gravemente enfermos ungiéndolos en la frente y en las manos con aceite de oliva debidamente bendecido o, según las circunstancias, con otro aceite de plantas, y pronunciando una sola vez estas palabras: Per istam sanctam unctionem et suam piissimam misericordiam adiuvet te Dominus gratia Spiritus Sancti, ut a peccatis liberatum te salvet atque propitius allevet ("Por esta santa unción, y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad")» (Sacram Unctionem Infirmorum; cf CIC, can. 847, §1). II. Quién recibe y quién administra este sacramento En caso de grave enfermedad ... La Unción de los enfermos "no es un sacramento sólo para aquellos que están a punto de morir. Por eso, se considera tiempo oportuno para recibirlo cuando el fiel empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez" (SC 73; cf CIC, can. 1004, §1; 1005; 1007; CCEO, can. 738). Si un enfermo que recibió la unción recupera la salud, puede, en caso de nueva enfermedad grave, recibir de nuevo este sacramento. En el curso de la misma enfermedad, el sacramento puede ser reiterado si la enfermedad se agrava. Es apropiado recibir la Unción de los enfermos antes de una operación importante. Y esto mismo puede aplicarse a las personas de edad edad avanzada cuyas fuerzas se debilitan. "...llame a los presbíteros de la Iglesia" Solo los sacerdotes (obispos y presbíteros) son ministros de la Unción de los enfermos (cf Concilio de Trento: DS 1697; 1719; CIC, can 1003; CCEO. can. 739,1). Es deber de los pastores instruir a los fieles sobre los beneficios de este sacramento. Los fieles deben animar a los enfermos a llamar al sacerdote para recibir este sacramento. Y que los enfermos se preparen para recibirlo en buenas disposiciones, con la ayuda de su pastor y de toda la comunidad eclesial a la cual se invita a acompañar muy especialmente a los enfermos con sus oraciones y sus atenciones fraternas." |